La Moralidad de la Cooperación (Spanish)

(Minus One, No. 16 | Noviembre-Diciembre, 1966)

En el panfleto Anarquismo del Grupo Anarquista de Londres, Jack Stevenson[1]declara:

Los anarquistas quieren una sociedad basada en la cooperación, no en la competencia… queremos ver a todos cooperando por el bien común, no justamente a unos pocos capitalistas por el mal común… La cooperación es igual a la amistad y la paz, mientras que la competencia es guerra.

Aquí tenemos la antigua panacea socialista “cooperación” disfrazada de anarquismo. Es una de las vacas sagradas de todo el pensamiento colectivista que la competencia es un mal terrible y solo es creído por gente malvada como los “capitalistas”. Se podría señalar que, incluso durante el apogeo del capitalismo del siglo XIX, nunca hubo competencia libre en el sentido propio del término. Los trabajadores tenían que competir entre ellos para vender su trabajo a los empleadores, pero el poder de los capitalistas dependía en gran medida de monopolios económicos respaldados por el poder legal del Estado. Sin embargo, aparte de esto, un estado totalitario puede describirse, teóricamente al menos, como un sistema social totalmente cooperativo, ya que nadie está autorizado a ofrecer ninguna forma alternativa de seguir adelante. El ejército es una institución cooperativa y también lo es una prisión. La “cooperación” puede equiparar muy fácilmente el servilismo y la conformidad

Por otro lado, Jack Stevenson y sus camaradas sin duda afirman ser creyentes firmes en la libertad de expresión. Pero, ¿qué es la libertad de expresión? ¡Es una situación en la que diferentes opiniones pueden competir entre sí! De hecho, toda libertad de expresión, publicación y asociación es competencia: la presentación de formas variadas, y a menudo contradictorias, de formas a seguir. Jack Stevenson replicará que no cree en la cooperación forzosa del ejército o la prisión, sino en la cooperación libre y voluntaria. Esto, sin embargo, es bastante diferente de su contundente afirmación de que la cooperación es buena en sí misma y la competencia mala en sí misma. Si soy libre de cooperar, también debo ser libre para no cooperar. En otras palabras, puedo competir o cooperar según me convenga, y el anarquismo no es para uno u otro per se, sino para la libertad de hacer ambas cosas.

La declaración de Jack Stevenson, sin embargo, implica más que un uso descuidado de los términos “cooperación” y “competencia”. Él quiere que las personas cooperen para el “bien común”. En lugar de la cooperación forzada por autoridades públicas como el Estado, quiere que la autoridad interiorizada ejerza la cooperación de la “conciencia” o el imperativo moral de la autoridad anónima de la “opinión pública”. Lo muestra claramente cuando escribe: “Los anarquistas creen que debemos comenzar a construir un tipo diferente de sociedad con un tipo diferente de moralidad de la que nos ha sido transmitida”. En otras palabras, vamos a abolir la autoridad de Dios y el Estado y reemplazarlo con la autoridad de la Moralidad. Esto no es anarquismo, es simplemente sustituir un tipo de gobierno por otro.

Pensar confusamente sobra la moralidad y la “libertad” es un rasgo básico de lo que pasa por el anarquismo -pero es más a menudo ansía de una sociedad matriz-, como lo es el pensamiento confuso sobre la cooperación y la competencia. Las invocaciones del “bien común” y de la “humanidad” aún entorpecen las perspectivas de muchos opositores profesos de la autoridad. Mientras tanto esto permanezca en su “anarquismo” no será más que una variante del socialismo, una criatura castrada eternamente entre liberar al individuo y extenderlo sobre el tormento de un nuevo orden social moral.

tomado de Minus One: una
reseña anarquista individualista

 

[1] Fue un escritor anarquista pacifista londinense. Escribía para las revistas clásicas Freedom y Anarchy. (N.T)

 

(Extraído y traducido del libro “Enemies of Society” (Ardent Press, 2011)